jueves, 8 de diciembre de 2011

Niñez.-



Veo, siento y sé
Que las imágenes distorsionadas que
A mi mente vienen de mi

Infancia, de aquéllas tardes memorables,
Esos crepúsculos violáceos inolvidables
Lentamente se borran
Como las pisadas
De una criatura
A la orilla de la húmeda arena
De la playa.

Entre árboles y bajo el inmenso cielo nocturnal
Solía correr 
Disfrutando de la brisa primaveral .

Oh si pudiera tener un deseo en mi poder
Sería sin duda alguna volver
A ser
Vivir
Disfrutar
Con el aroma, sonido y sabor de la niñez.

Recuerdo aun esas noches a la intemperie
Danzando a la libertad en el alba
De un majestuoso porvenir eterno.

Aún puedo sentir el agua en mis pies.

Y qué es el fin sin un comienzo?
Y la adolescencia sin niñez?

Puedo oír aún los ladridos de los canes,
El oleaje sin paraje,
El crujir de las hojas
Y el canto de las aves
Multicolores del hades.

Mas ahora me siento vacía,
Brusca y en agonía.
Como una amarga sinfonía
Son mis días.

Miro atrás y ya no soy la misma.

Extraño las tardes de mi infancia,
Donde lo más importante
Eran los atardeceres,
Los animales,

La despreocupación
E imaginación.

-Daniela Cruces-.