Veo, siento y sé
Que las imágenes distorsionadas que
A mi mente vienen de mi
Infancia, de aquéllas tardes memorables,
Esos crepúsculos violáceos inolvidables
Lentamente se borran
Como las pisadas
De una criatura
A la orilla de la húmeda arena
De la playa.
Entre árboles y bajo el inmenso cielo nocturnal
Solía correr
Disfrutando de la brisa primaveral .
Oh si pudiera tener un deseo en mi poder
Sería sin duda alguna volver
A ser
Vivir
Disfrutar
Con el aroma, sonido y sabor de la niñez.
Recuerdo aun esas noches a la intemperie
Danzando a la libertad en el alba
De un majestuoso porvenir eterno.
Aún puedo sentir el agua en mis pies.
Y qué es el fin sin un comienzo?
Y la adolescencia sin niñez?
Puedo oír aún los ladridos de los canes,
El oleaje sin paraje,
El crujir de las hojas
Y el canto de las aves
Multicolores del hades.
Mas ahora me siento vacía,
Brusca y en agonía.
Como una amarga sinfonía
Son mis días.
Miro atrás y ya no soy la misma.
Extraño las tardes de mi infancia,
Donde lo más importante
Eran los atardeceres,
Los animales,
La despreocupación
E imaginación.
-Daniela Cruces-.